“África es un mundo que a mí me atrapa y pienso que a mucha gente. Llegas y todo es como confuso, caótico, pero todo acaba saliente bien, no. Al principio vas como aturdida, pero siempre hay alguien que te salva, que te dice: no pasa nada, ve por aquí, por allá...”

“La primera noche vimos muchos niños en la calle y eran las 23h o las 24h. No había gente grande y los niños estaban jugando. Nosotros nos preguntábamos como podía ser. Los padres estaban durmiendo porque debían trabajar el día siguiente y los niños para que no molesten les dejan jugar hasta la hora que se duermen, y cuando tienen sueño se duermen en la calle, en casa de la tía, o donde sea. No hay una sensación “de mis hijos” sino que todos se cuidan entre ellos.”

Carme Mestres, viajera solidaria