“Los campos de solidaridad no son tanto de turismo sino una experiencia de convivencia entre la gente del norte y del sur con una voluntad después de sensibilización a la vuelta, vamos más allá”, explicó Cristina Alier durante el programa. En el caso de la Carmina Masó comentó que, a pesar de las diferencias, se sintió muy acogida y establecieron muy buena relación con todas las personas que participaron, tanto de aquí como de Ecuador. “Creo que es una experiencia que vale la pena realizar porque lo más seguro es que vuelvas a repetir”, dice.
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